Cuando vi las imagenes no lo podía creer, que deseperación debe haber sentido esa mujer al ver como el cochecito en donde iba su hijo, rodó por rampa de la estación del metro de Melbourne, Australia, hasta caer a los rieles, segundos antes que un tren pasará por encima de él.
El estado shock en el que entró y el alivió que debió sentir después, al darse cuenta que su hijo salió ileso de ese tremendo accidente, solo pueden ser explicados por la maravillosa coincidencia de un milagro.
Acto divino que no hubiese sido necesario si hubiera estado más atenta. Esta es una lección para los que aun no somos padres y para los que ya lo son, que siempre uno de estar 100% atento cuando va por la calle con sus hijos, sobre todo cuando son bien pequeños, porque en un abrir y cerrar de ojos puedes vivir una situación igual de espeluznante que esa pobre mujer.
Menos mal está historia no terminó en tragedia; un milagro de octubre.
Vía | El Comercio
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El estado shock en el que entró y el alivió que debió sentir después, al darse cuenta que su hijo salió ileso de ese tremendo accidente, solo pueden ser explicados por la maravillosa coincidencia de un milagro.
Acto divino que no hubiese sido necesario si hubiera estado más atenta. Esta es una lección para los que aun no somos padres y para los que ya lo son, que siempre uno de estar 100% atento cuando va por la calle con sus hijos, sobre todo cuando son bien pequeños, porque en un abrir y cerrar de ojos puedes vivir una situación igual de espeluznante que esa pobre mujer.
Menos mal está historia no terminó en tragedia; un milagro de octubre.
Vía | El Comercio
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