Aunque el título de este POST suene algo frívolo, no pretendo con el, ofender a nadie, ni burlarme del grave problema que nos preocupa a todos por estos días: la gripe AH1N1. Sin embargo, es innegable que gracias al pánico desatado por este riesgo de pandemia, cientos, sino miles, han agregado como una prenda más de su guardarropa a la mascarilla protectora.
Antes de la expansión del virus – que hasta el momento ha infectado a 3 mil 440 personas en 29 países- las mascarillas era utilizadas única y exclusivamente por los médicos y demás profesionales de la salud. Hoy por hoy esa situación ha cambiando, gracias a la venía de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los comercializadores de este material médico ha visto subir sus ventas al extremo de casi agotarse su stop en la recontra-archí-súper poblada Ciudad de México. En Lima, al anunciarse erróneamente que la gripe había llegado, muchos salieron a la farmacia de la esquina para hacerse con una; la misma escena se repitió durante la semana pasada en muchos países.
Sin embargo, Las mascarillas no solo han destacado en el plano económico en las últimas semanas. En la nueva red social Twitter, muchos de sus usuarios empezaron a mostrar en sus cuentas una foto suya usándola. Este record de ventas y sobre todo popularidad que ya la quisiera tener el presidente de Perú, Alan García, viene, sin embargo, con un mal valor agregado, el pánico y la desinformación.
Luego de las reiteradas patinas del Ministro de Salud, las recomendaciones desafortunadas de nuestro Presidente y el descarte, confuso, de varios casos sospechosos, algo si quedo claro, la enfermedad no ha llegado al Perú. Además, según algunos expertos de la OMS no ha resultado tan agresiva y fulminante como se pensaba al principio. Si se atiende a tiempo y, principalmente, si el paciente no se auto medica, podrá recibir los retro virales con resultados alentadores. Y algo importante que el Ministerio de Salud ha dicho esta semana, no se debe usar una mascarilla si la enfermedad no está presente en el país, porque eso causa una alerta innecesaria.
Por eso un jalón de orejas a las autoridades del colegio San Agustín de Lima, quiénes habrían recomendado a sus alumnos el uso de la mascarilla durante el desarrollo de las clases. Sin embargo, si se diera el caso de usar una, es importante saber cual es la recomendable. Como es obvio existen modelos de mascarillas que se diferencian por su capacidad de protección. Por ejemplo las de tela o de algodón (conocidas como cubre bocas) solo protegen contra el polvo y son descartables (fuente: Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y tropicales).
En cambio, las quirúrgicas proveen una mejor protección respiratoria que las anteriores, pero no tienen una capacidad de filtración óptima. Solo las mascarillas de bioseguridad N95, recomendadas por la OMS, por su capacidad de filtración podrían prevenir el contagio. ¿Las razones? Sellan la boca y la nariz totalmente brindando una protección, quizás no del 100, pero si del 95% que le permite capturar micro partículas, virus y bacterias que ronda en el medio ambiente, incluido el que causa la nueva gripe. Sin embargo, al igual que las demás su uso es descartable, en el caso de las N95 puede usarse durante dos semanas como máximo y usarla es mejor protección que ninguna ¿no?
Recuerde es bueno prevenir y para eso estar informado es clave, pero no debemos entrar en pánico y menos usar algo que nos podría proteger de un contagio como un capricho innecesario de la moda.
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