Si la memoria no me falla y nos soy víctima de ninguna enfermedad neurológica me encuentro en pleno siglo XXI escribiendo este post en mi ordenador, lo que no entiendo es por qué leo en las noticias que el Papa Benedicto XXVI dice, con cierto aire medieval, que la distribución de condones agrava el problema de SIDA en el Mundo.
¿Sabrá el Papa que el único método anticonceptivo casi 100% seguro para evitar que más seres humanos se contagien del Virus de Inmune deficiencia Humana (VIH) y desarrollen el SIDA es el CONDÓN? Yo creo que si, sin embargo, no le interesa. Parece ser que la búsqueda desenfrenada por evitar que su ‘rebaño’ goce de su libertad sexual de manera segura y responsable, ha hecho que el Sumo Pontífice les recomiende a sus fieles, antes que el placer el suicidio.
Lo más indignante es que haya escogido su reciente visita a África para hacer pública su perturbadora declaración. El Continente Negro es el lugar donde más seres humanos sufren los estragos de la epidemia y decirles que el condón no es seguro es invitar a los no infectados a se parte de un genocidio voluntario.
Es inevitable descubrir en sus palabras un cierto tono inquisidor que con el solo hecho de leerlas estremece. Una vez más como en el pasado, la Iglesia niega nuestra condición humana y nuestra naturaleza sexual al extremo de intentar, una vez más, interferir en nuestras vidas, diciéndonos que es lo bueno y que es lo malo.
Asimismo, la libertad sexual, los derechos reproductivos, los métodos anticonceptivos y todos los demás términos que aluden o están circunscritos a la sexualidad y por ende devengan en la búsqueda del PLACER es, para el Vaticano, pecado y punto.
El Papa también desenvaino su espada en contra del Aborto Terapéutico y por primera vez lo condenó abiertamente. Es cierto que tema es controversial por involucrar el fin de una vida, sin embargo, no solo se circunscribe en ese punto, sino en el análisis del contexto real de la situación.
El aborto por razones médicas o terapéuticas es aquella interrupción voluntaria de un embarazo cuando se teme que el este ponga en riesgo la vida de la madre. Asimismo, descubrí en la red un tipo de aborto que también a mi entender estaría incluido en el terapéutico, sin embargo, esta ubicado en una clasificación diferente: el aborto eugenésico que es aquel que pretende la eliminación de un feto cuando se puede predecir con probabilidad o certeza que nacerá con un defecto o enfermedad. Ambas son prácticas médicas que buscan salvar vidas, decisiones difíciles que se tienen que tomar para no causar más sufrimiento. Discutible, bueno, condenable, creo que para eso hay un largo trecho.
El apasionamiento religioso del Vaticano hace rato que se ha alejado del ser humano y de su vida diaria. Como decirle a una pareja que si continúan con el embarazo la vida de ella está en peligro. Como decirle a una madre que su hijo nacerá, por ejemplo, sin cerebro, es decir, muerto. Son casos en los cuales se deberían reconsiderar todo alegato moral.
El Vaticano moderniza sus pecados (el año pasado saco una nueva lista de pecados capitales); sin embargo sigue manteniendo la misma perorata en contra de todo lo que no calce con su concepto de los realmente correcto a los ojos de Dios.
Fotografía extraída de: De todo un poco
¿Sabrá el Papa que el único método anticonceptivo casi 100% seguro para evitar que más seres humanos se contagien del Virus de Inmune deficiencia Humana (VIH) y desarrollen el SIDA es el CONDÓN? Yo creo que si, sin embargo, no le interesa. Parece ser que la búsqueda desenfrenada por evitar que su ‘rebaño’ goce de su libertad sexual de manera segura y responsable, ha hecho que el Sumo Pontífice les recomiende a sus fieles, antes que el placer el suicidio.
Lo más indignante es que haya escogido su reciente visita a África para hacer pública su perturbadora declaración. El Continente Negro es el lugar donde más seres humanos sufren los estragos de la epidemia y decirles que el condón no es seguro es invitar a los no infectados a se parte de un genocidio voluntario.
Es inevitable descubrir en sus palabras un cierto tono inquisidor que con el solo hecho de leerlas estremece. Una vez más como en el pasado, la Iglesia niega nuestra condición humana y nuestra naturaleza sexual al extremo de intentar, una vez más, interferir en nuestras vidas, diciéndonos que es lo bueno y que es lo malo.
Asimismo, la libertad sexual, los derechos reproductivos, los métodos anticonceptivos y todos los demás términos que aluden o están circunscritos a la sexualidad y por ende devengan en la búsqueda del PLACER es, para el Vaticano, pecado y punto.
El Papa también desenvaino su espada en contra del Aborto Terapéutico y por primera vez lo condenó abiertamente. Es cierto que tema es controversial por involucrar el fin de una vida, sin embargo, no solo se circunscribe en ese punto, sino en el análisis del contexto real de la situación.
El aborto por razones médicas o terapéuticas es aquella interrupción voluntaria de un embarazo cuando se teme que el este ponga en riesgo la vida de la madre. Asimismo, descubrí en la red un tipo de aborto que también a mi entender estaría incluido en el terapéutico, sin embargo, esta ubicado en una clasificación diferente: el aborto eugenésico que es aquel que pretende la eliminación de un feto cuando se puede predecir con probabilidad o certeza que nacerá con un defecto o enfermedad. Ambas son prácticas médicas que buscan salvar vidas, decisiones difíciles que se tienen que tomar para no causar más sufrimiento. Discutible, bueno, condenable, creo que para eso hay un largo trecho.
El apasionamiento religioso del Vaticano hace rato que se ha alejado del ser humano y de su vida diaria. Como decirle a una pareja que si continúan con el embarazo la vida de ella está en peligro. Como decirle a una madre que su hijo nacerá, por ejemplo, sin cerebro, es decir, muerto. Son casos en los cuales se deberían reconsiderar todo alegato moral.
El Vaticano moderniza sus pecados (el año pasado saco una nueva lista de pecados capitales); sin embargo sigue manteniendo la misma perorata en contra de todo lo que no calce con su concepto de los realmente correcto a los ojos de Dios.
Fotografía extraída de: De todo un poco
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